Tratando la vida como un jardín tropical
Cuando la temporada interna no coincide con la temporada externa
El verano empezó oficialmente hace 2 días, tuvimos la Lunita en Capricornio y yo estoy emergiendo de mi 🩸. Cada mes pienso: no es posible que el próximo periodo sea mejor, y cada mes me sorprende porque es, en efecto, mejor que el anterior. Cero dolor, cero coágulos, color, textura y cantidad óptimas, conexión interior ideal. El resultado de cultivar vitalidad y salud día tras día, sin pausa pero sin prisa.
Generalmente, mis temporadas internas coinciden con las externas, pero en este verano incipiente mi mundo interior se siente en un invierno profundo: regeneración, espacio, purificación, decantación - y que privilegio es poder honrar lo que la mente y el cuerpo están pidiendo.
Otro nivel de actividad, otro ritmo de creación, otra manera de conectar con el mundo exterior. Estoy regresando a mis hábito de leer libros de no-ficción en papel y hacer las caminatas sin consumir nada para que la creatividad y la musa tengan espacio para aterrizar y se sientan bienvenidas.
Estoy saboreándome un libro que me tiene absolutamente cautivada:
Slow Productivity: The Lost Art of Accomplishment Without Burnout, de Cal Newport. Él es un autor que me fascina desde que leí su libro “Deep Work” - transformó mi forma de trabajar y crear, y que además inspiró esta carta de amor.
Los 3 principios de libro son:
Hacer menos cosas
Trabajar a un ritmo natural
Obsesionarse con la calidad del trabajo
En resumen, es un enfoque que busca que el trabajo enriquezca la vida y le agregue significado, no que se convierta en un obstáculo para vivirla.
En esos tres principios no hay nada nuevo, en realidad, podría decir que todo es intuitivo y lógico, y sin embargo - personalmente - me he alejado un poco de esa forma de trabajar, especialmente del principio #2 en nombre de la eficiencia, la productividad y la escalabilidad. Trabajar más duro ahora para disfrutar y descansar más adelante.
¿Qué tan diferente es eso de tener un trabajo que no no gusta para retirarnos a los 60 y empezar a vivir? La cantidad de dinero que podemos hacer? Creo que va más allá de eso… y de eso no se trata esta carta.
Porque la vida es trabajo. Es solo que tenemos una visión tan distorsionada e invertida de lo que significa “trabajar” que no nos damos cuenta y nos contamos historias para justificar la fantasía.
Y cuando pienso en el principio #2 “trabajar a un ritmo natural”, es inevitable, por supuesto, pensar en la naturaleza y en la sabiduría que existe en ella - y por ende en nosotros, porque somos naturaleza.
Cuando hablamos de productividad, negocios, dinero, impacto… está implícita la idea de que las cosas siempre deberían estar creciendo. Y si usamos la naturaleza - y nuestra fisiología y energía femenina como punto de referencia, creo que nos damos cuenta rapidito de que eso no es necesariamente cierto.
Yo por lo menos lo noto en mi propia vida, lo vivo todos los meses y lo veo reflejado en mi entorno natural.
Nada está destinado a crecer siempre indefinidamente. Un ejemplo concreto: ¿cómo se crea el cáncer? Una proliferación descontrolada e indefinida de células que debieron haber sido eliminadas por un metabolismo saludable. En todo momento tenemos células cancerígenas en nuestro organismo, el tema es si se multiplican o no. Lo mismo aplica para los parásitos, las bacterias, los hongos. Todo tiene su propósito, su tiempo y su lugar.
Todos queremos ser imparables, pero en realidad todos deberíamos tener mecanismos y sistemas que evalúen y si es necesario detengan ese crecimiento.
No siempre deberíamos estar creciendo. ¿Qué pasa cuando diseñamos nuestra vida para la eficiencia en lugar de diseñarla para la creatividad, la contribución y la riqueza?
Hay menos diversidad - y entre más homogeneidad, menor resiliencia.
Nuestro sistema se vuelve frágil: mente-cuerpo-alma-espíritu.
Cuando el crecimiento es el único objetivo, es posible que no nos enfoquemos en el proceso de crecer, en la práctica, en la “cultivación”: la solidez de los cimientos y la resiliencia - o anti-fragilidad- de la estructura.
Entonces, una alternativa a vivir una vida marcada por el crecimiento, es diseñar una vida con el acto de construir en el centro.
Construir no es lo mismo que crecer, y es hora de que dejemos de usar esos dos términos de manera intercambiable.
La idea de que más grande es mejor no solamente es insostenible. Es poco saludable y está muy lejos de la realidad de la vida natural.
Y hablando de sostenibilidad, también es hora de subir el estándar ahí: no queremos simplemente una vida sostenible. Queremos una vida REGENERATIVA, que nos nutra a nosotros sí, pero que enriquezca y nutra a los otros y al entorno natural también.
La vida es cíclica - especialmente para nosotras las mujeres - nuestros cuerpos, las estaciones, la respiración… todo es circular. Circular es también la transformación.
Mantenerse en una trayectoria de solo crecimiento es un atajo a la enfermedad y a un sistema débil, homogéneo y estéril. Solamente hay que mirar la calidad del suelo de las áreas de cultivo “sostenible”, o la diversidad del océano donde se realiza la pesca “sostenible.
Imagínate:
¿Qué pasaría si el revestimiento de tu útero creciera y creciera, en lugar de desprenderse para volver a formarse? No te lo tienes que imaginar, muchas mujeres lo viven: endometriosis.
¿O si la luna sólo creciera y creciera sin menguar? No tendríamos mareas, las plantas nocturnas no existirían.
¿Qué pasaría si sólo inhaláramos –para siempre– y nunca exhaláramos? No existiría la vida como la conocemos.
Todos esos son micro-espejos de la vida misma. Si no le hacemos espacio al desprendimiento, la disminución, la exhalación y la pausa, estamos en una relación incorrecta con la realidad y con la naturaleza. Y eso nunca, nunca funciona a largo plazo.
Todo en esta vida tiene un costo de oportunidad, y siempre habrá un precio que pagar. Tal vez no lo paguemos nosotros, pero seguramente lo pagarán las generaciones futuras.
La diferencia entre crecer y cultivar: la vida como un jardín
En lugar de mirar siempre (y solamente) el crecimiento, un enfoque más enriquecedor y nutritivo puede ser ¿cómo cuidamos de nuestras vidas? No solamente expandimos nuestro jardín, lo cuidamos. No hacemos crecer nuestra vida, la cultivamos. Cuando ponemos nuestra atención en cuidar y cultivar, en más claro lo que hay que hacer. A veces es momento de regar y abonar, a veces es momento de podar y arrancar.
Cultivar nos devuelve al momento presente
Cuando cultivamos, automáticamente entramos en una relación en el momento presente, y por ende, nos conectamos con la vida que está ocurriendo aquí y ahora.
Cuando nos enfocamos en crecer, nuestra atención se centra en el futuro.
Si solo me concentro en el crecimiento, hay una trayectoria hacia adelante que siempre tiene un resultado en mente, a expensas de mi experiencia e impacto en el momento presente. Ese enfoque en el futuro es lo que no nos permite celebrar el camino recorrido y nos hace sufrir por todo los que “nos falta”.
Cuando solamente medimos el éxito en resultados (es una métrica importante, sin duda, pero no la única), perdemos intimidad con el momento.
¿Cómo podemos saber qué hay que cultivar, qué tenemos que cuidar?
Aquí es dónde la analogía de la vida como un jardín es tan útil. El jardín no puede florecer en aislamiento, es importante tomar decisión en relación con el entorno, la temporada y los recursos disponibles.
Si intentamos sembrar manzanas en un clima tropical en época de sequía, es probable que ni nazcan, y si logramos que nazcan, van a ser insípidas y poco apetitosas. Es necesario sembrar diferentes cosas según la temporada y nuestra ubicación geográfica - y cuando el objetivo es cultivar y cuidar y no solo crecer, estamos obligadas a consultar el aquí y el ahora.
Eso es lo que podemos aprender de los jardines (y los bosques) tropicales.
Limpiar y podar
Los sistemas más saludables y vitales permiten que ciertas partes sean baldías y “estériles”, a propósito. Algunas partes deben recortarse o dejarse morir del todo para que el jardín sea más saludable. En todas las vidas hay ciclos de crecimiento, pero también hay periodos de poda. La idea detrás de podar una planta en otoño o invierno es que pueda crecer y florecer mejor cuando llegue la primavera.
El punto aquí es observa tu vida y sus áreas y determinar qué necesita ser podado y qué malezas hay que arrancar para que el crecimiento sea más (y mejor) cuando sea el momento de crecer, para que la expasión sea regenerativa y nutritiva en lugar de ser un parásito de recursos y energía.
¿Qué “planta” aparentemente saludable en tu vida realmente necesita ser podada (o sacrificada) para que las otras “plantas” puedan realmente florecer?
Voluntarios y las relaciones simbióticas
Si dejas crecer algo que en la superficie parece maleza, a veces se convierte en un voluntario (un organismo beneficioso). Por ejemplo: las plantas que nacen de las semillas que quedan de las plantas anteriores que son sembradas accidentalmente tienden a ser las más fuertes, porque ya están fortificadas y adaptadas a su entorno natural. Estos la hace más fuertes, resistentes y deliciosas.
¿Tienes algún “voluntario” en el jardín de tu vida que no planeabas sembrar, pero que en realidad es exactamente lo que necesitas?
Polinización cruzada
¿Qué pasa si no soy la único polinizadora en mi vida? Creemos que somos las únicas que podemos hacer y crear en nuestra vida, las únicas creadora, la arquitectas de nuestro destino.
¿Qué más está pasando a tu alrededor, que si no estuvieras tan centrada en ti misma, en tus luchas y tus victorias, podrías ver, apoyar y nutrir?
¿Qué puedo hacer para para permitir, atraer y magnetizar a los polinizadores que no son yo? ¿Cómo puedo aportar a su vida y crear una simbiosis?
Desarraigo total, quema controlada
Por aquí andamos mi jardín y yo. Arrancando todas las raíces, sacando todas las semillas de la tierra y quemándolo todo para que la tierra pueda respirar y las cenizas la nutran y la hagan más fértil.
Resistí esta etapa por meses. Depronto otro protocolo, otro programa de entrenamiento, otra alianza, otra mentora, otro curso, otro modelo de negocio, otra oferta, otra estrategia de lanzamiento, otra rutina matutina, otro ritual de manifestación, otra práctica de meditación, otra práctica somática…
Y finalmente, me entregué a los brazos de la confianza y al arrullo del vacío fértil. O me re-comprometo con la manera en la que estaba viviendo, o nace una forma de vivir la vida nueva y mejor. O, el camino intermedio. Ya veremos.
Por ahora, estoy dedicada a documentar las sensaciones, las inspiraciones y a recolectar las pistas en el camino que me deja la musa de la inspiración. Oigo los susurros de las letras y las palabras, me seduce la escritura y el arte en todas sus expresiones. Ideas y visiones me visitan en los sueños.
¿En qué área de tu vida estás oyendo el llamado de hacer una pausa, o de quemarlo todo (controlada e intencionalmente) para hacer espacio para algo nuevo, pero el miedo a dejar de crecer no te deja actuar?
El principio de crecimiento en la vida puede dejarnos con una visión muy limitada que termina excluyendo gran parte de lo que realmente está sucediendo a nuestro alrededor.
Cultivar y cuidar, por el contrario, nos invita a estar en estrecha relación con lo que es, y cuando estamos dispuestas a construir relaciones íntimas con todas las áreas de nuestra vida y las personas que hacen parte de ella, para luego preguntarnos qué es lo que hay que atender y cómo, trabajamos dentro de y con el ecosistema, y nos relacionamos con todo lo que pasa a nuestro alrededor.
Es esto lo que crea una vida rica, nutritiva, fértil y colorida - como un jardín tropical.
Esto es vivir una vida honrando la fisiología y energía femenina, respetando los tiempos y los ciclos de la naturaleza. Nos siempre es fácil, romántico ni cómodo. Pero es increíblemente enriquecedor y regenerativo, porque sigue los principios de la vida misma.
Con amor,
Nati